Fútbol sonoro, golazo por la inclusión en el campus Unibagué
- Comunicación Institucional
La comunidad universitaria propició este espacio deportivo y se mostró atenta.
Romilio Pérez, Guillermo Correa, Julio Riveros, Wilson Andrés Cuéllar y otros hombres en condición de discapacidad visual se dieron cita en la Universidad de Ibagué, el 15 de agosto, para practicar fútbol sonoro.
Esta actividad deportiva demanda condiciones y elementos especiales, una logística de cuido y silencio que permita desarrollar el juego y la acentuación de la escucha, pues la guía de los futbolistas es un balón con cascabeles.
El cotejo entre el Club Nutrias y Visionarios del Tolima culminó 2 - 0 con anotaciones de Romilio Pérez, exjugador de la selección Colombia de fútbol sonoro, quien para continuar practicando el deporte que le llena el alma se desplaza a Ibagué desde la vereda Santa Teresa, cada semana. En Unibagué fue ovacionado, y así lo enunció: “Yo celebro mucho que nos acompañen, que disfruten de este deporte, que nos hagan sentir bienvenidos”.
Si el futbol hace vibrar de emociones a multitudes, ¿cuánto más este fútbol sonoro que es practicado por héroes, que es más complejo y que denota unas habilidades histriónicas en la población invidente? Para la institución, ser un espacio de convergencia para necesidades especiales es un reto.
En el campo de juego apreciamos la sabiduría de los jugadores de 60 a 70 años, que se mostraba en complemento con el ímpetu de los más jóvenes como Wilson Andrés, de 17 años, quien debutó en el partido de exhibición en la Unibagué.
“Necesitamos contar con espacios controlados, pues no contamos con infraestructura. No nos negamos a la invitación de la Clínica Jurídica de esta Universidad, para ellos es muy importante jugar, pero debo cerciorarme de que se den las condiciones”, expuso Mauricio Rodríguez, entrenador de la selección Tolima de dicho deporte.
A nombre del Instituto Municipal para la Recreación y el Deporte (Imdri), el entrenador agradeció a la Universidad de Ibagué su deseo de inclusión y no se equivocó en señalar el partido jugado como un espectáculo deportivo de altura, en esta exhibición. Ellos jugaron y nosotros, como alma mater, aprendimos y admiramos.
En el campo de juego apreciamos la sabiduría de los jugadores de 60 a 70 años, que se mostraba en complemento con el ímpetu de los más jóvenes como Wilson Andrés, de 17 años, quien debutó en el partido de exhibición en la Unibagué.
“Necesitamos contar con espacios controlados, pues no contamos con infraestructura. No nos negamos a la invitación de la Clínica Jurídica de esta Universidad, para ellos es muy importante jugar, pero debo cerciorarme de que se den las condiciones”, expuso Mauricio Rodríguez, entrenador de la selección Tolima de dicho deporte.
A nombre del Instituto Municipal para la Recreación y el Deporte (Imdri), el entrenador agradeció a la Universidad de Ibagué su deseo de inclusión y no se equivocó en señalar el partido jugado como un espectáculo deportivo de altura, en esta exhibición. Ellos jugaron y nosotros, como alma mater, aprendimos y admiramos.
Los equipos estuvieron conformados por personal cuya condición visual fue producto de la guerra: soldados y policías, obreros que se encontraron con un mal día en su trabajo, gente a la que la vida le ha jugado malas pasadas, pero que gambetea triunfante la situación que venga.